| UNA PERSPECTIVA DE LA EDUCACIÓNNATIVIDAD JIMÉNEZ SERRADILLA
 Profesora y 
															Licenciada en 
															Pedagogía
    Reflexionar 
															sobre educación es 
															un ejercicio que 
															requiere definir el 
															concepto de 
															educación y analizar 
															el papel de los 
															participantes: 
															agentes y sujetos 
															educativos. El 
															concepto de 
															educación del que se 
															parte y el lugar que 
															se otorgue a estos 
															participantes 
															determinarán la 
															función social de la 
															educación y 
															proporcionarán 
															elementos para un 
															análisis de la 
															educación en la 
															actualidad. 
 
 1. DEFINICIÓN.
 
 La educación es un tema 
															complejo y difícil 
															de definir en pocas 
															palabras y a la vez 
															muy estudiado. Núñez 
															(1999) la define 
															como “una actividad 
															o proceso permanente 
															de transmisión de 
															cultura, de 
															elementos de 
															socialización y de 
															creación de 
															conciencia crítica 
															que tiene por fin 
															formar, transformar, 
															orientar la vida 
															humana para que ésta 
															llegue a encauzarse, 
															con la mejor 
															disponibilidad 
															posible, en la vida 
															cultural y social.” 
															Por lo tanto, se 
															vislumbra que en el 
															proceso educativo se 
															está actuando sobre 
															el plano personal, 
															vertiente formativa, 
															como proceso que 
															ayuda al desarrollo 
															de las capacidades 
															humanas, y sobre el 
															plano social, 
															vertiente 
															socializadora, como 
															proceso por el que 
															se adquiere la 
															cultura de la 
															sociedad a la que se 
															pertenece y que 
															permite al sujeto 
															participar en la 
															transformación de 
															esta cultura y 
															sociedad.
 
 Así vemos que los 
															principales 
															elementos de la 
															definición de 
															educación son la 
															configuración de la 
															personalidad y la 
															socialización del 
															individuo; a través 
															de la transmisión de 
															una cultura 
															universal.
 
 
 1.1 Configuración de 
															la personalidad
 
 Como seres humanos 
															nacemos inacabados, 
															por lo que la 
															educación es un 
															proceso necesario 
															para configurar 
															nuestra humanidad. 
															Desde esta premisa, 
															educar es ayudar a 
															madurar, a hacer 
															personas, 
															proporcionando 
															criterios para 
															elegir con autonomía 
															y libertad nuestro 
															propio proyecto de 
															vida, siendo uno de 
															los fines educativos 
															la formación 
															integral de la 
															persona. “Para 
															nosotros lo 
															educativo es lo 
															conformador de la 
															personalidad del 
															alumno... a través 
															de unos fundamentos 
															filosóficos que 
															contengan como 
															referencia los 
															valores humanos de 
															autonomía y 
															libertad. A partir 
															de ellos, se debe 
															construir un sistema 
															capaz de superar 
															cualquier marco 
															ideológico 
															coyuntural.” 
															(Seirul-lo, 1992).
 
 
 1.2 Socialización
 
 La educación se 
															despliega en el 
															ámbito social del 
															sujeto porque se nos 
															prepara para vivir 
															con otros. Por lo 
															tanto, la 
															socialización es una 
															adaptación o 
															integración al medio 
															social, y como 
															indica Mierieu 
															(1998) supone un 
															poco de 
															domesticación, ya 
															que se ha de aceptar 
															algunas renuncias 
															para tomar parte de 
															la vida de los que 
															le acogen. En este 
															sentido, aunque el 
															grupo de pertenencia 
															impone el 
															aprendizaje como un 
															mecanismo adaptador 
															a sus 
															requerimientos, la 
															educación se ha de 
															ver como una 
															adaptación y 
															superación del 
															medio. A la 
															educación le compete 
															buscar una 
															adaptación 
															superadora.
 
 Debido a que la sociedad 
															contemporánea está 
															sometida a cambios 
															permanentes y que de 
															una generación a 
															otra el entorno 
															cultural cambia 
															radicalmente, el 
															significado 
															tradicional de la 
															socialización ha 
															evolucionado hacia 
															una “socialización 
															transformadora” 
															(Nassif, 1980). Sin 
															embargo, para poder 
															transformar la 
															cultura el sujeto ha 
															de ingresar en la 
															cultura y cuando 
															ingresa la puede 
															transformar pero no 
															antes. De esta 
															manera la adaptación 
															se configura como un 
															primer estadio de la 
															socialización, en el 
															que cada generación 
															recibe los 
															conocimientos y 
															experiencia de las 
															anteriores y la 
															adaptación 
															superadora o 
															socialización 
															transformadora se 
															configuran como un 
															estadio más avanzado 
															en el que las 
															generaciones 
															aumentan los 
															conocimientos 
															recibidos y los 
															transforman según su 
															visión del mundo 
															para pasarlos a la 
															siguiente.
 
 En este proceso de 
															socialización la 
															figura del adulto 
															educador es 
															esencial, porque el 
															educando para 
															ingresar en la 
															cultura necesita ser 
															acogido, necesita 
															que haya un adulto 
															que le ayude a 
															introducirse en el 
															entorno y a 
															construir sus 
															propios saberes, que 
															se responsabilice de 
															su socialización y 
															maduración. La 
															persona no puede 
															construirse al 
															margen del entorno, 
															representado en el 
															adulto educador, 
															sino que es ese 
															entorno el que, en 
															gran medida, lo 
															construye. “Educar 
															es, pues, introducir 
															a un universo 
															cultural.” (Meirieu, 
															1998)
 
 Si el adulto no se 
															responsabiliza del 
															proceso educativo, 
															no se podrán 
															conseguir los fines 
															educativos, porque, 
															para ello, es 
															imprescindible la 
															voluntad y el 
															interés del 
															educador. La 
															educación, por 
															tanto, se trata de 
															una acción 
															intencional que se 
															ejerce por las 
															personas adultas 
															sobre las jóvenes 
															con el fin de 
															facilitar o fomentar 
															su desarrollo como 
															sujetos sociales. 
															“Lo específico de la 
															socialización humana 
															es que sus miembros 
															no se convierten en 
															modelos para los más 
															jóvenes de modo 
															accidental sino de 
															forma intencional.” 
															( Savater, 1997)
 
 
 1.3 Transmisión de 
															cultura
 
 Para que la educación no 
															se convierta en un 
															mero mecanismo de 
															control se ha de 
															producir la 
															transmisión de 
															cultura. Cuando la 
															educación impide al 
															individuo el acceso 
															a la cultura se 
															convierte en control 
															social. De esta 
															manera, hay 
															prácticas que dicen 
															ser educativas pero 
															son de control 
															social. El control 
															social quiere fijar 
															al individuo a un 
															lugar establecido y 
															dirigir a los 
															sujetos a un destino 
															social prefijado. La 
															alternativa a este 
															determinismo social 
															es la educación 
															entendida como 
															instrumento de 
															promoción personal y 
															social. Para ello ha 
															de haber una 
															transmisión de 
															elementos culturales 
															que correspondan a 
															la actualidad de la 
															época del individuo 
															y que permita la 
															participación 
															social, integración. 
															Si esto no ocurre, 
															es decir, si se 
															prescinde de la 
															cultura que permite 
															al individuo la 
															participación 
															social, la educación 
															es control y 
															exclusión.
 “Cuando lo que se 
															pierde son las 
															posibilidades de 
															articulación e 
															incidencia en la 
															actualidad de la 
															época quedando 
															restringidos al 
															gueto, se produce 
															una pérdida de la 
															dignidad de la 
															persona, una 
															sumisión pasiva al 
															efecto de 
															segregación social.” 
															(Núñez,1999)
 
 
 
 2. PARTICIPANTES EN 
															EL PROCESO EDUCATIVO
 
 Aunque la educación se 
															considera un proceso 
															intencional, también 
															encontramos agentes 
															que educan 
															inintencionalmente, 
															como son los medios 
															de comunicación, 
															eventos 
															culturales... 
															Centrándonos en la 
															educación 
															intencional 
															percibimos como 
															participantes del 
															proceso educativo al 
															sujeto de la 
															educación y los 
															principales agentes 
															educativos, familia 
															y escuela.
 
 
 2.1 Sujeto de la 
															educación
 
 Según Tizio (2003) el 
															sujeto de la 
															educación es 
															considerado como tal 
															a partir de unas 
															atribuciones 
															(capacidad y 
															voluntad) supuestas 
															por el agente al 
															sujeto, y por la 
															aceptación de éste a 
															acceder a la 
															cultura. También 
															afirma que una 
															persona sólo pasa a 
															ser sujeto de la 
															educación cuando se 
															le suponen intereses 
															particulares y 
															disposición al 
															trabajo, de manera 
															que en la 
															educabilidad de un 
															individuo tanta 
															influencia tiene la 
															aceptación a ser 
															educado como la 
															consideración del 
															educador de que es 
															posible que sea 
															educado. Cuando 
															oímos que no se 
															puede hacer nada con 
															un alumno o que es 
															imposible trabajar 
															con un grupo, en 
															realidad los estamos 
															etiquetando y 
															provocando que la 
															educación no sea 
															posible. En estos 
															casos sería 
															conveniente 
															plantearnos porqué 
															estos individuos no 
															muestran interés y 
															aceptación por la 
															educación que les 
															ofrecemos e intentar 
															reconocer los 
															límites educativos 
															para actuar dentro 
															de ellos.
 
 Así vemos que el 
															educador debería 
															suponer que el 
															sujeto de la 
															educación posee las 
															capacidades y 
															aptitudes necesarias 
															para que se produzca 
															la educación pero 
															sin intentar 
															concretarlas y 
															catalogarlas porque 
															esta clasificación 
															actuaría como un 
															límite. Se estaría 
															produciendo el 
															“efecto expectativa” 
															descrito por Meirieu 
															(1998).
 
 La no aceptación del 
															sujeto a ser educado 
															tampoco ha de 
															suponer un límite 
															para el educador, es 
															decir, el educador 
															ha de mantener la 
															apuesta educativa en 
															el tiempo a pesar 
															del rechazo inicial 
															del sujeto, porque 
															“el consentimiento 
															no es un previo sino 
															una consecuencia, y 
															si no ha habido acto 
															educativo no hay 
															consentimiento” 
															(Tizio, 2003). Se ha 
															de tener en cuenta 
															que las formas de 
															mostrar el rechazo 
															son más evidentes 
															que las formas de 
															mostrar el 
															consentimiento por 
															lo que podría 
															ocurrir que el 
															educador no 
															detectara que el 
															consentimiento se 
															está produciendo y 
															que el acto 
															educativo se esté 
															realizando sin que 
															el educador lo 
															perciba.
 
 Debido a que el 
															consentimiento del 
															educando es un 
															elemento necesario 
															para que la 
															educación sea 
															posible, deberíamos 
															procurar un entorno 
															que lo posibilitara. 
															En este sentido 
															deberíamos 
															considerar que el 
															educando se sentirá 
															emocionalmente 
															seguro y mostrará 
															más disposición a 
															ser educado en 
															ambientes afectuosos 
															donde hay una 
															autoridad que 
															controla y marca 
															límites y con la que 
															se sienta 
															identificado.
 La identificación del 
															educando con el 
															modelo que ofrece el 
															educador se produce 
															a través del 
															respeto, es decir, 
															el alumno considera 
															al educador un 
															modelo a imitar en 
															tanto que reconoce 
															una autoridad, una 
															superioridad, 
															acompañada de 
															afecto. Tanto el 
															afecto como la 
															autoridad son 
															necesarios pero 
															insuficientes si no 
															se complementan 
															entre ellos. El 
															afecto sin autoridad 
															puede causar 
															problemas educativos 
															importantes, igual 
															que pasa con la 
															autoridad sin 
															afecto.
 
 
 2.2 Agentes 
															educadores:
 
 En la familia se lleva a 
															cabo la 
															socialización 
															primaria, basada 
															principalmente en 
															adquirir habilidades 
															de relación y en la 
															configuración de la 
															personalidad, y en 
															la escuela se 
															llevará a cabo la 
															socialización 
															secundaria, basada 
															en la de adquisición 
															de conocimientos más 
															especializados pero, 
															que a la vez 
															continúa 
															configurando la 
															personalidad y 
															ayudando a adquirir 
															habilidades de 
															relación. Deberíamos 
															considerar, por 
															tanto, la 
															socialización de la 
															familia como una 
															educación primaria 
															inicialmente, pero 
															complementaria de la 
															realizada en la 
															escuela por 
															coincidir en algunas 
															funciones.
 
 2.2.1 Familia
 
 La importancia de la 
															educación 
															proporcionada por la 
															familia radica en 
															que la socialización 
															primaria funcionará 
															como punto de 
															partida y como 
															límite para la 
															socialización 
															secundaria. Cuando 
															la función educativa 
															de la familia es 
															errada o no 
															complementa la 
															llevada a cabo en la 
															escuela, se 
															dificulta 
															enormemente la 
															función educativa de 
															la escuela, porque 
															si la familia no se 
															responsabiliza de la 
															socialización 
															primaria será la 
															escuela la que 
															tendrá que hacerlo 
															sumando esta función 
															a la específica de 
															ella sin encontrarse 
															en las mismas 
															condiciones de 
															autoridad y 
															afectividad que la 
															familia.
 
 Ya en la definición de 
															educación se pudo 
															ver la importancia 
															de la figura de un 
															adulto al explicar 
															que educar es ayudar 
															a madurar y que se 
															necesita un adulto 
															que realice esta 
															función de 
															acompañamiento. Sin 
															embargo, actualmente 
															algunos padres 
															adoptan la actitud 
															errónea de “no 
															marcar límites”, 
															otorgando a los 
															hijos la facultad de 
															elegir por él mismo 
															cuando todavía no 
															está en condiciones 
															de hacerlo. Se trata 
															de una dimisión de 
															su responsabilidad 
															como educador, 
															porque “para que una 
															familia funcione 
															educativamente es 
															imprescindible que 
															alguien en ella se 
															resigne a ser adulto 
															y no simplemente 
															amigos” (Savater, 
															1997). Esta actitud 
															provoca una crisis 
															de autoridad en las 
															familias que lejos 
															de dotar al hijo de 
															una seguridad que le 
															ayude a madurar 
															(dotar de criterios 
															para poder elegir 
															con libertad y 
															responsabilidad) le 
															proporciona una 
															inseguridad que 
															posteriormente se 
															puede convertir en 
															agresividad. La 
															propuesta es 
															mantener la 
															combinación de 
															autoridad, afecto y 
															tolerancia para 
															fomentar una actitud 
															de respeto del 
															educando hacia el 
															educador.
 
 Esta renuncia de la 
															responsabilidad 
															educadora de la 
															familia provoca un 
															eclipse de la 
															familia que se 
															agrava cuando la 
															renuncia del adulto 
															a actuar como tal va 
															acompañada de la 
															transformación del 
															estatuto de los 
															propios niños, 
															sobreprotegiéndoles. 
															Nassif (1980) afirma 
															que no se puede 
															educar al niño sin 
															contrariarle en 
															alguna medida porque 
															para poder ilustrar 
															su espíritu hay que 
															formar antes su 
															voluntad y eso 
															siempre duele 
															bastante.
 
 Así, aunque el sujeto 
															debería ser el 
															centro del proceso 
															educativo convendría 
															evitar caer en uno 
															de los riesgos 
															educativos que cita 
															Mierieu (1998): 
															“someterse a las 
															peticiones del 
															sujeto y a lo que le 
															apetece hacer 
															arriesgándose a 
															mantenerlo en un 
															estado de 
															dependencia, 
															privados de voluntad 
															y prisioneros de sus 
															caprichos y de toda 
															clase de 
															manipulaciones 
															demagógicas.”
 
 Por otro lado, ciertos 
															temas éticos y de 
															opción personal que 
															deberían ser 
															abordados por la 
															familia, actualmente 
															es la escuela la que 
															se está encargando 
															de ellos ante la 
															necesidad de que un 
															educador se 
															responsabilice de 
															estos temas. Si 
															ningún educador se 
															hiciera cargo de 
															guiar al educando 
															ofreciéndole un 
															modelo positivo, 
															éste no tendría 
															criterios para 
															seleccionar sus 
															propias pautas de 
															actuación y sería 
															fácilmente 
															influenciable por 
															personas o grupos 
															menos pertinente.
 
 2.2.2 Escuela
 
 La escuela posee la 
															función específica 
															de transmitir 
															conocimientos pero 
															comparte con la 
															familia las 
															funciones de 
															socialización y 
															configuración de la 
															personalidad. Así 
															vemos, que por un 
															lado completa la 
															familia y por otro 
															la 
															puede“descompletar”, 
															porque, como afirma 
															Tizio (2003), la 
															escuela como lugar 
															diferente puede 
															ayudar a cambiar a 
															modificar ciertas 
															identificaciones que 
															están fijadas en el 
															sujetos; es decir, 
															la familia y la 
															escuela pueden 
															compensarse 
															mutuamente dando 
															lugares diferentes 
															al sujeto, 
															marcándole con 
															diferentes 
															expectativas y 
															suponiéndole 
															diferentes aptitudes 
															en vez de reforzar 
															en las mismas 
															marcas.
 
 Partiendo de que la 
															función de la 
															educación no es 
															fabricar un adulto 
															sino ayudarle a que 
															se construya él 
															mismo, se ha de 
															insistir en “el 
															poder emancipador de 
															los aprendizajes” 
															(Mierieu, 1998) 
															haciéndole 
															consciente de los 
															aprendizajes 
															adquiridos, de los 
															beneficios 
															personales y 
															sociales que le 
															aportan y de las 
															posibilidades de 
															adquirir nuevos 
															aprendizajes. Pero 
															para que los 
															aprendizajes 
															escolares sean 
															emancipadores han de 
															estar en relación a 
															la cultura de la 
															época del individuo 
															y no sólo a la de su 
															cultura de 
															proveniencia y le 
															deben proporcionar 
															criterios para 
															interpretar su 
															realidad en vez de 
															formar otra cultura 
															destinada 
															simplemente al éxito 
															escolar.
 
 En cuanto a la actitud 
															del maestro, Savater 
															(1997) señala que lo 
															que éste debe 
															fomentar en sus 
															alumnos es la 
															capacidad de 
															discutir, refutar y 
															justificar lo que se 
															piensa, así como la 
															facultad de 
															escuchar; siendo el 
															propio maestro 
															ejemplo de esta 
															actitud. Y marca 
															como la principal 
															causa de la 
															ineficacia docente 
															la pedantería 
															pedagógica que se 
															muestra cuando se 
															prioriza la 
															exaltación del 
															conocimiento propio 
															por encima de la 
															necesidad de 
															transmitirlo. Afirma 
															que el pedante sólo 
															logra enseñar algo a 
															quienes sienten de 
															antemano algún 
															interés, pero es 
															incapaz de incitar 
															curiosidad al 
															alumno, cuando su 
															deber debería ser 
															estimular a que los 
															demás hagan 
															hallazgos y no 
															pavonearse de los 
															que él ha realizado. 
															Ante esto propone la 
															humildad del maestro 
															como la renuncia a 
															demostrar lo que uno 
															sabe y en esforzarse 
															por ayudar a 
															aprender.
 
 
 2.3 Relación educativa
 
 En la relación educativa 
															participan dos 
															personas, el sujeto 
															y el agente, que se 
															encuentran en dos 
															estadios distintos 
															de madurez y que ven 
															el acto educativo 
															desde lógicas 
															distintas lo que 
															puede provocar 
															tensiones.
 Por otro lado, como 
															señala Mierieu 
															(1998), el acto 
															educativo supone un 
															cambio, una ruptura 
															con un estado 
															anterior, un 
															cuestionarse lo que 
															se sabe hasta el 
															momento; por lo que 
															se convierte una 
															aventura 
															imprevisible en la 
															que se construye una 
															persona, una 
															aventura que nadie 
															puede programar. 
															Estas circunstancias 
															provocan que en la 
															dinámica de la 
															relación educativa 
															se puede observar 
															presión, reacción y 
															tensión, sin que por 
															ello se deba 
															considerar anómala. 
															Nassif (1980) 
															considera que la 
															relación educativa 
															es anómala cuando no 
															permite que la 
															acción educativa se 
															produzca porque 
															provoca efectos 
															alienantes en unos y 
															en otros, originados 
															por una especie de 
															autodefensa de la 
															libertad de cada uno 
															de los 
															protagonistas. Por 
															ello una de las 
															tareas del educador 
															será la de cimentar 
															principios y normas 
															para relaciones no 
															alienantes. El 
															educador para 
															fomentar relaciones 
															positivas con el 
															educando ha de 
															aceptar los límites 
															y las resistencias a 
															la educación y se ha 
															de plantear 
															conceptos que 
															fundamentan las 
															relaciones 
															educativas como son 
															la autoridad, la 
															libertad y la 
															disciplina.
 
 Tizio (2003) señala dos 
															cuestiones 
															fundamentales que 
															influyen en la 
															relación educativa: 
															el consentimiento 
															del sujeto y el 
															deseo del educador 
															de transmitir un 
															saber y causar un 
															interés en el sujeto 
															de aprender. Si uno 
															de estos elementos 
															no se da, la acción 
															educativa no será 
															posible por lo que 
															se ha de aceptar que 
															la educación no lo 
															puede todo, para ver 
															qué es lo que sí 
															puede hacer, o, más 
															aun, qué debe hacer. 
															Señala como uno de 
															los límites de la 
															tarea educativa la 
															subjetividad o 
															marcas del sujeto, 
															la interpretación 
															que ya ha hecho del 
															mundo. Así, 
															considera que si el 
															educador no acepta 
															que estas marcas 
															actúan como un 
															límite se puede 
															generar malestar en 
															los educadores.
 
 El educador ha de 
															intentar provocar el 
															deseo y el 
															consentimiento por 
															aprender del sujeto, 
															pero ha de aceptar 
															que esto no siempre 
															es posible porque en 
															ocasiones el sujeto 
															ofrece resistencia. 
															Meirieu (1998) 
															señala que hay que 
															resistirse a la 
															tentación de 
															erradicar esta 
															resistencia, porque 
															es un signo de que 
															ahí hay alguien. 
															Añade que los 
															pedagogos para 
															combatirla han 
															introducido la 
															individualización de 
															la enseñanza como un 
															intento de modificar 
															el contexto cada vez 
															que aparece una 
															resistencia. Sin 
															embargo, Tizio 
															(2003) señala que la 
															personalización de 
															los aprendizajes 
															para cada sujeto 
															coloca a los 
															educadores en una 
															posición paradójica, 
															por un lado deben 
															escuchar la 
															problemática del 
															sujeto en su 
															particularidad, por 
															otro lado 
															representan el orden 
															social mediante la 
															oferta de 
															normativización que 
															la educación 
															comporta. La 
															propuesta de Tizio 
															ante esta 
															resistencia es que 
															el educador mantenga 
															la apuesta educativa 
															en el tiempo y no 
															rendirse ante las 
															dificultades ni 
															sentirse responsable 
															de ellas, poniendo 
															los medios para que 
															los sujetos avancen 
															en sus búsquedas.
 
 Nassif (1980) considera 
															que la autoridad 
															pertenece al 
															educador como signo 
															distintivo de su 
															persona, o como un 
															prestigio logrado 
															por sus 
															conocimientos, sus 
															méritos y su 
															experiencia; y que 
															la libertad no es lo 
															opuesto a la 
															autoridad sino su 
															reguladora. Así la 
															educación debe 
															levantarse en la 
															síntesis de la 
															libertad y 
															autoridad. Tizio 
															(2003) afirma que 
															otorgar libertades 
															al educando 
															significa darle 
															responsabilidades 
															(síntesis dialéctica 
															de la autoridad y la 
															libertad 
															educativas), esto 
															es, hacer que él 
															mismo se sujete a 
															normas 
															racionalizadas por 
															él y que ejercitando 
															libertades se 
															discipline y prepare 
															la elección 
															inteligente de su 
															futuro. Así la 
															educación para la 
															libertad, la 
															responsabilidad y la 
															autodisciplina se 
															configura como la 
															mayor encrucijada de 
															la escuela 
															contemporánea.
 
 Meirieu considera que 
															todo educador quiere 
															que el educando sea 
															libre para que se 
															adhiera al educador 
															desde la libertad. 
															“La verdadera 
															satisfacción del amo 
															sería que el 
															servidor le saludase 
															como hombre libre, 
															asumir el riesgo de 
															la libertad del 
															otro.” (Meirieu, 
															1998)
 
 Una forma de dotar al 
															otro de esta 
															libertad es 
															formarlos para ser 
															autónomos. En este 
															sentido, Savater 
															(1997) señala como 
															uno de los objetivos 
															de los buenos 
															maestros formar 
															individuos autónomos 
															capaces de 
															prescindir de su 
															auxilio, de caminar 
															por sí mismos, de 
															olvidar a quienes le 
															enseñaron, para de 
															esta manera 
															conseguir ser 
															individuos libres. 
															Así, cree que la 
															escuela debe formar 
															ciudadanos libres, 
															no regimientos de 
															ordenancismo 
															fanático que 
															probablemente 
															acabarán reciclando 
															la represión que han 
															sufrido en violencia 
															y afirma que en la 
															escuela sólo se 
															pueden enseñar los 
															usos responsables de 
															la libertad, no 
															aconsejar a los 
															alumnos que 
															renuncien a ella.
 
 Un regulador de las 
															relaciones 
															educativas tanto 
															vertical (entre 
															educadores y 
															educandos) como 
															horizontalmente 
															(entre iguales) es 
															la disciplina. No es 
															posible ningún 
															proceso educativo 
															sin algo de 
															disciplina, que 
															podríamos definir 
															como la exigencia 
															que obliga al 
															educando a 
															mantenerse receptivo 
															y dispuesto a los 
															requerimientos del 
															aprendizaje. Sin 
															embargo, es 
															conveniente no sólo 
															educar para 
															disciplinar en los 
															deberes, sino 
															también en los 
															placeres y en las 
															mejores aptitudes. 
															Kant (1724-1804) ya 
															definía la 
															disciplina como una 
															forma de introducir 
															al hombre a las 
															leyes de la 
															humanidad y afirmaba 
															que ha de comenzarse 
															temprano, en la 
															familia, porque sino 
															después será muy 
															difícil cambiar al 
															hombre. Si en la 
															familia está muy 
															protegido más tarde 
															no hará más que 
															chocar con 
															obstáculos en todas 
															partes y sufrir 
															continuos fracasos. 
															Para él la educación 
															comprendía la 
															disciplina y la 
															instrucción 
															(cultura) y señalaba 
															la falta de 
															disciplina como un 
															mal mayor que la 
															falta de cultura; 
															porque ésta puede 
															adquirirse más 
															tarde, mientras que 
															la falta de 
															disciplina es más 
															difícil de 
															corregir.
 
 No se ha de confundir el 
															establecer cierta 
															disciplina con la 
															evitación de 
															situaciones 
															conflictivas. 
															Savater (1997) 
															considera que el 
															maestro debe impedir 
															en sus alumnos la 
															rebeldía arrogante 
															(propia del mimado 
															que exige sus 
															caprichos) o la 
															brutalidad según la 
															cual el más fuerte 
															puede tiranizar a 
															los demás, pero, en 
															cambio, es preciso 
															que sepa apreciar 
															las virtudes de una 
															cierta insolencia en 
															los neófitos. Y 
															define insolencia no 
															como arrogancia ni 
															brutalidad, sino 
															como la afirmación 
															entre tanteos de la 
															autonomía individual 
															y el espíritu 
															crítico que no todo 
															lo toma como verdad 
															revelada. De esta 
															manera, afirma que 
															la capacidad de 
															vivir en el 
															conflicto de forma 
															civilizada pero no 
															dócil es una señal 
															de salud mental y 
															social, no de 
															agresividad 
															destructiva.
 
 
 
 3. FUNCIÓN SOCIAL 
															DE LA EDUCACIÓN
 
 La función de la 
															educación es 
															fundamentalmente 
															social porque su 
															finalidad última es 
															introducir al sujeto 
															de la educación en 
															el mundo. Así la 
															educación puede 
															cumplir la función 
															de habituar al 
															individuo al control 
															social si se utiliza 
															como un instrumento 
															de adoctrinamiento 
															de acuerdo con los 
															fines del poder; o 
															se puede entender 
															como un instrumento 
															de movilidad social, 
															tanto vertical 
															(ascenso social) 
															como horizontal 
															(diferenciación de 
															roles dentro de la 
															sociedad) si se 
															concibe como 
															instrumento de 
															reforma social y 
															como elemento 
															esencial de una 
															pedagogía 
															democrática.
 
 3.1 Mecanismo de 
															control
 
 “La educación se 
															convierte en un 
															instrumento de la 
															clase dominante para 
															perpetuar una 
															sociedad que 
															conviene a esa 
															clase, manteniendo 
															las estructuras 
															económicas y 
															políticas a través 
															de la difusión de la 
															ideología de esta 
															clase dominante” 
															(Nassif, 1980), es, 
															por tanto, un 
															mecanismo de control 
															y exclusión mediante 
															el que se intentan 
															conservar la 
															tradición como 
															instrumento de 
															regulación social.
 
 Savater (1997) parte 
															de que la educación 
															nunca es neutral, 
															intenta favorecer un 
															tipo de hombre 
															frente a otros, por 
															lo que la cuestión 
															no es 
															“neutralidad-partidismo” 
															sino establecer qué 
															partido vamos a 
															tomar. También 
															afirma que la 
															formación en valores 
															cívicos puede 
															convertirse con 
															demasiada facilidad 
															en adoctrinamiento, 
															de aquí que plantee 
															cierta neutralidad 
															escolar como 
															justificadamente 
															deseable, 
															neutralidad relativa 
															o crítica. Expresa 
															que la escuela debe 
															aspirar a formar 
															ciudadanos 
															demócratas, 
															inconformistas pero 
															conforme a lo que el 
															marco democrático 
															establece. y que 
															desconfiar de las 
															garantías de control 
															de la democracia lo 
															único que logrará es 
															inhibirlos cuando 
															llegue el momento de 
															ejercerlas, con gran 
															contento de quienes 
															pretenden 
															transformar la 
															democracia en 
															tapadera de sus 
															bribonadas 
															oligárquicas.
 
 3.2 Mecanismo de 
															promoción
 
 Partiendo de un concepto 
															de educación 
															entendida como un 
															instrumento de 
															movilidad social, 
															Freire (1987) 
															destaca la educación 
															como un instrumento 
															de liberación contra 
															la opresión y 
															alineación y afirma 
															que el hombre cuando 
															renuncia a su 
															capacidad de decidir 
															se acomoda, pasa de 
															sujeto a objeto, lo 
															que le provoca un 
															sentimiento de 
															impotencia. Propone 
															la actitud crítica 
															permanente como lo 
															que le permitirá al 
															hombre superar esta 
															actitud de 
															acomodación. Así 
															podemos concretar 
															que las dos ideas 
															centrales de Freire 
															son que la sociedad 
															moderna no desea el 
															acceso de las masas 
															a la libertad y que 
															el pueblo ha de 
															liberarse, para lo 
															que los elementos 
															básicos de la 
															educación son la 
															toma de conciencia, 
															reflexión y acción.
 
 Núñez (1999) también 
															concibe la educación 
															como una puerta 
															abierta al futuro, 
															un antidestino. y la 
															describe como 
															“apertura de 
															oportunidades 
															sociales y 
															culturales a una 
															pluralidad de 
															sujetos, al margen 
															de sus lugares de 
															proveniencia y/o 
															pertenencia”. Así 
															afirma que se educa 
															en la medida en que 
															se transmiten los 
															patrimonios 
															culturales y se 
															consigue que cada 
															sujeto, desde su 
															predisposición a 
															adquirirlos, se 
															apropie de aquello 
															que le permita 
															vincularse con lo 
															social. La educación 
															se convierte en un 
															proceso que orienta 
															al sujeto a 
															encontrar un lugar 
															propio en la 
															estructura social.
 
 Para configurar un 
															modelo educativo que 
															permita la 
															superación del 
															destino, la 
															educación ha de 
															promocionar las 
															actitudes 
															democráticas y 
															acabar con las 
															actuaciones 
															discriminatorias. 
															Para ello se debería 
															comenzar intentando 
															compensar las 
															deficiencias del 
															medio familiar y 
															social; y así formar 
															un hombre libre. 
															Nietzsche (1884-86) 
															creyó que el hombre 
															libre es “aquel que 
															piensa de otro modo 
															de lo que podría 
															esperarse en razón 
															de su origen, de su 
															medio, de su estado 
															y de su función o de 
															las opiniones 
															reinantes en su 
															tiempo”
 
 
 
 
 4. PROPUESTAS
 
 En este análisis sobre 
															la educación, los 
															participantes en el 
															proceso educativo y 
															la función social, 
															ya se han 
															vislumbrado algunas 
															propuestas a tener 
															en cuenta en nuestra 
															práctica como 
															educadores. Añadiré 
															algunas propuestas 
															educativas de 
															Mierieu (1998) para 
															el establecimiento 
															de relaciones 
															educativas 
															positivas:
 
 1. Renunciar a 
															convertir la 
															relación educativa 
															en una relación de 
															posesión.
 2. Reconocer al que 
															llega como una 
															persona que no se 
															puede moldear al 
															gusto del educador, 
															puesto que lo normal 
															en educación es que 
															el otro se resista o 
															se rebele y nos 
															recuerde que no es 
															un objeto en 
															construcción sino un 
															sujeto que se 
															construye. Señala 
															que esta situación 
															nos puede llevar al 
															dilema de excluir o 
															enfrentarse, dimitir 
															o entrar en una 
															relación de fuerzas 
															y la exclusión es 
															siempre un signo de 
															fracaso.
 3. La transmisión de 
															saberes supone una 
															reconstrucción, por 
															parte del sujeto, de 
															saberes y 
															conocimientos que ha 
															de inscribir en su 
															proyecto. Así, la 
															lógica que preside 
															la enseñanza no es, 
															la que preside el 
															aprendizaje: enseñar 
															es exponer lo que se 
															ha descubierto, son 
															reconstrucciones a 
															posteriori, aprender 
															es tomar información 
															del entorno en 
															función de un 
															proyecto personal.
 4. Todo aprendizaje 
															supone una decisión 
															personal 
															irreductible del que 
															aprende, por eso 
															actualmente nos 
															encontramos con la 
															dificultad de que la 
															instrucción es 
															obligatoria, pero no 
															tenemos poder sobre 
															la decisión de 
															aprender, es un 
															decisión totalmente 
															imprevisible.
 5. No confundir el 
															no-poder de la 
															educación en la 
															decisión de aprender 
															y el poder que sí 
															tiene sobre las 
															condiciones que 
															posibilitan esa 
															decisión. Una 
															obligación del 
															educador es hacer 
															sitio al que llega y 
															ofrecerle medios 
															para ocuparlo.
 6. Inscribir en el 
															seno de toda 
															actividad educativa 
															el objetivo de la 
															autonomía del 
															sujeto. Para ello se 
															ha de precisar qué 
															ámbito de autonomía 
															se quiere 
															desarrollar, qué 
															nivel de autonomía 
															se pretende alcanzar 
															y de qué medios se 
															dispone para llegar 
															a ello.
 7. Asumir la 
															insostenible 
															ligereza de la 
															pedagogía. El 
															pedagogo no actúa 
															más que sobre las 
															condiciones que 
															permiten al que 
															educa actuar por sí 
															mismo.
 
 Por lo tanto, si uno de 
															los objetivos del 
															educador es actuar 
															sobre las 
															condiciones para que 
															la educación sea 
															posible y suscitar 
															al educando que 
															acepte someterse al 
															esfuerzo de 
															aprendizaje, debemos 
															dotarlo de seguridad 
															emocional para que 
															adquiera una actitud 
															de disponibilidad. 
															Los cuatro 
															componentes para 
															dotarle de esta 
															seguridad, que le 
															permita arriesgar y 
															avanzar, son: 
															afecto, aceptación, 
															autoridad y 
															estabilidad. El 
															afecto es una forma 
															de tenerle en 
															consideración, si 
															esto no existe la 
															seguridad se 
															convierte en 
															frustración y 
															agresividad. La 
															aceptación consiste 
															en sentirse valorado 
															tal como es y no 
															como se espera que 
															sea. La autoridad ha 
															de limitar y eso 
															puede crear 
															conflictos, pero no 
															enfrentarse no 
															funciona 
															educativamente. 
															Estos elementos 
															relacionados junto a 
															una actitud estable 
															son los que dotarán 
															al educando de la 
															seguridad emocional 
															que le producirá una 
															actitud de 
															predisposición 
															educativa.
 
 Por último señalar que 
															uno de los objetivos 
															de la escuela es 
															garantizar que la 
															educación se 
															produzca en igualdad 
															de condiciones para 
															todos, condiciones 
															que permitan la 
															promoción de los 
															alumnos y que 
															permita a la 
															educación cumplir 
															con su función de 
															eliminar cualquier 
															tipo de determinismo 
															o discriminación 
															socioeconómica. Esta 
															igualdad no termina 
															con la extensión de 
															la obligatoriedad, 
															sino que hay que 
															garantizar, y así se 
															prescribe en la 
															LOGSE, que existan 
															medidas y programas 
															para compensar las 
															desigualdades 
															educativas que 
															padecen personas o 
															grupos en 
															situaciones 
															socioeconómicas 
															desfavorables.
 
   BIBLIOGRAFÍA
 
 FREIRE, P. (1987) 
															L’educació com a 
															pràctica de la 
															llibertat. 
															Barcelona:Eumo
 
 KANT, E.(1724-1804): 
															Pedagogía traducción 
															L. Luzuriaga y J.L. 
															Pascual y notas 
															Mariano Fernández 
															Enguita. Madrid: 
															Akal, 1983 pp. 
															29-43
 
 MEIRIEU, P. (1998) 
															Frankestein 
															educador. Barcelona: 
															Laertes
 
 NASSIF, R. (1980) 
															Teoría de la 
															educación. Madrid, 
															Cincel-Kpelusz.
 
 NIETZSCHE, F.(1884-86) 
															Así habló 
															Zaratustra. Madrid: 
															Alianza, 1997
 
 NÚÑEZ, V. (1999) 
															Pedagogía Social : 
															Cartas para navegar 
															en un nuevo milenio.
 Barcelona : 
															Santillana
 
 SAVATER, F. (1997) El 
															valor de educar. 
															Barcelona: Ariel
 
 SEIRUL-LO VARGAS, F. 
															(1992). Valores 
															Educativos del 
															Deporte en Revista 
															de Educación Física, 
															44, 3-11.
 
 TIZIO H. (2003) 
															Reinventar el 
															vínculo educativo: 
															aportaciones de la 
															Pedagogía
 Social y del 
															Psicoanálisis. 
															Barcelona: Gedisa
 
   Noviembre, 2005 
															© 2005  
															Natividad Jiménez 
															Serradilla 
                                                          ALL RIGHTS RESERVEDwww.epedagogia.com
 |